INTRODUCCIÓN
El término Metafísica, como todos sabemos, viene del griego ta meta ta fisika, y posiblemente nació en el siglo I a.C. Con este término generalmente se ha entendido como aquello que Aristóteles se propuso escribir en sus catorce libros, a saber, estudiar y dilucidar las cosas que están más allá o por encima de la física y que, por consiguiente, pueden calificarse de metafísicas.
La teorización metafísica a través de los años ha ido variando en continuidad. En una época como la Escolástica en la cual predominaba el pensamiento aristotélico, la Metafísica era considerada como la sabiduría más alta, pero a medida que las ciencias particulares iban desarrollándose el término metafísica fue cayendo en el desprecio. Para la época en que apareció Popper como pensador, a su alrededor dominaba el positivismo lógico y las tendencias anglosajonas de la filosofía del lenguaje, ambas corrientes que desprestigiaban la actitud metafísica. Lo que hace Popper es aceptar de alguna manera la importancia de esta forma de pensar, y aquí citamos un párrafo de las “Conjeturas y refutaciones”:
Creo, pues, que si una teoría nos es científica, sí es metafísica (como podríamos afirmar), esto no quiere decir en modo alguno que carezca de importancia, de valor, de significado o que carezca de sentido” (p. 63)
A pesar de que Popper lleva en sus escritos una tendencia aparente más metodológica que metafísica, esto no quita que en el fondo, se haya dado cuenta, aunque no lo haya propagado por x motivos, que la metafísica en verdad llega a tener más relevancia que cualquier teoría científica. Solo basta con mencionar que todo el aparato estructural de su lógica de la investigación científica se posa bajo los cimientos de su realismo, su teoría metafísica adoptada, sin ella Popper divagaría en cualquier razonamiento. Así se cumple esta frase muy conocida: lo racional se sustenta en lo irracional. En la “Lógica de la Investigación científica” nos dice Popper:
La creencia en la causalidad es metafísica. No es sino una típica hipóstasis metafísica de una regla metodológica perfectamente justificada, a saber, la decisión del científico de no abandonar jamás su búsqueda de leyes” (p. 231)
Esta metafísica necesaria para Popper es denominada “programa metafísico de investigación”.
En el presente trabajo vamos a intentar responder a la pregunta ¿qué es metafísica? Para Popper, muy a pesar de que el filósofo vienés se muestre reacio a responder este tipo de preguntas, hemos podido encontrar indicios a lo que más o menos Popper entiende por metafísica.
El primer capítulo resolveremos las dificultades que tuvo Popper para responder a la pregunta que se pregunta por el ser de la metafísica, tomando su posición esencialista en el sentido que él lo toma, a partir de la controversia de los universales en el medioevo.
El segundo capítulo, muy concisamente, desarrollaremos el problema psicologista de lo que es una reflexión metafísica a partir que el filósofo de la falsación nos dé.
Y por último, tomaremos el término metafísica como producto, en este caso, como un tipo de conocimiento. Este tema pertenece a la lógica del conocimiento. Para ello, Popper divide a las teorías en tres niveles: teorías lógicas y matemáticas, teorías empíricas y científicas y teorías filosóficas o metafísicas. Tanto las teorías filosóficas o metafísicas son irrefutables, es decir, no se pueden falsar. Sin embargo, entre estas teorías irrefutables hay la posibilidad de optar por unas y rechazar otras mediante el método argumentativo. Esto quiere decir que hay teorías metafísicas más argumentables que otras , y que solucionan problemas más que otras. Este es el caso de las teorías metafísicas indeterministas y realistas elegidas por Popper como más verídicas en contra del determinismo y del idealismo.
CAPÍTULO I
¿QUÉ ES METAFÍSICA?
Antes que Nada debemos saber que una teoría metafísica es el resultado de una actitud intelectual metafísica, la primera funciona como el producto de la segunda. Para saber qué es metafísica no sólo es suficiente pretender determinar la estructura lógica de sus teorías (como es el caso de Popper[1]), sino además las características peculiares de esta forma de pensar. Popper tiene concepciones sobre lo que es por ejemplo un filósofo, un científico natural, un lógico o un técnico, supone lo que cada uno hace, la manera como cada uno se desenvuelve en el panorama de las ideas; sin embargo, estos supuestos popperianos no son definidos o aclarados debidamente. La razón por el cual Popper no quiere prestar atención a estos problemas que tratan sobre cuestiones del sentido exacto que tiene el uso de un término se debe a su marcada posición antiesencialista[2]. A lo mucho, el sentido de un término puede regirse por convenciones[3], pues no hay tal esencia (por ejemplo la esencia de la metafísica) que es necesario buscar; Popper piensa que los filósofos han creído que lo que una palabra significa vale por sí misma en cualquier lugar y tiempo, por ello su oposición a la postura realista en la controversia medieval sobre los Universales. Recurre a un buen argumento traído de las canteras de la filología y nos dice que “toda buena traducción es una buena interpretación del texto original”[4] queriendo decir que todo término no permanece inmutable para el cual es necesario recurrir a su esencia, sino que debemos redeterminar o reconstruir ese término según nuestra interpretación misma de los hechos. Tanto la interpretación de un texto y la interpretación de un hecho, con ellas sus términos, son libres y fieles a la vez[5]. Una palabra solo tiene sentido en un determinado contexto, así al querer saber lo que significa una palabra, en nuestro caso metafísica, es necesario interpretarlo dentro del contexto en que discutimos. No hay una metafísica aristotélica, tomista o cartesiana que venga a darnos claridad sobre el significado de metafísica y su funcionalidad en el pensamiento, solo nos está permitido, siguiendo a Popper, tener un acuerdo. Al tener un acuerdo, el significado del término viene a formar parte de la estructura de una discusión racional a ser el conjunto de los elementos básicos, o mejor dicho, el término queda definido y no hay por qué preguntarse más sobre tal nombre. De este modo proceden los científicos. Tomemos un caso especial en que los científicos ponen en claro lo que es una célula y a partir de este elemento toda la comunidad científica entiende lo que es y se pone a realizar su labor, es decir, la explicación de los hechos; sería ingenuo pensar que los científicos discurran su tiempo deliberando sobre el término “célula” en lugar de hacer su trabajo empírico. Este es el modelo que sigue Popper, una discusión racional científica frente a los hechos. El término Metafísica, aquella esencia que nosotros quisiéramos entender propuesta por Popper, estaría ya supuesta en una discusión filosófica según el filósofo vienés. Ese es el caso de la discusión con los positivistas lógicos que no trataban sobre el significado del término, porque se sabía o se suponía lo que es metafísica (pensaban en Hegel, Heidegger, Berkeley, etc.) , por este motivo solo se empeñaban en ver si la metafísica tenía su lugar en el conjunto de los lenguajes con significado o no, o en todo caso si era una teoría válida[6].
En el prefacio a la “lógica de la investigación científica” podemos ver una cierta incertidumbre en Popper respecto a la forma de entrar en la justificación de su libro. Intenta decir, aunque sin decirlo explícitamente, lo que es filosofía, es decir, explicar la labor que está intentando presentar. Creemos que en un momento como ése es cuando Popper habría querido rechazar su conocida característica antiesencialista, porque percibimos cómo a cada párrafo se trababa al querer decir algo o callarlo. Popper no sabe cómo decir qué es la filosofía. No le gusta responder a las preguntas que empiezan con un “qué es”, pero su prefacio le obliga a decirlo, a esta incomodidad le lleva por proponer una controversia antiesencialista. ¿Cómo sale? De este modo: “Creo, sin embargo, que, al menos, existe un problema filosófico por el que se interesan todos los hombres que reflexionan: es el de la cosmología, el problema de entender el mundo.”[7] Dice: un problema filosófico. Aquí sin debitar Popper supone ya lo que es filosofía, puesto que si ya sabe qué es un problema filosófico, o en todo caso, de qué trata un problema filosófico, no tendríamos duda de que ya sabe qué es la filosofía. Para no decir de esta manera: que la filosofía es una reflexión que se interesa por el mundo, prefiere decirlo de otra manera para no caer en contradicción, pero al fin y al cabo es lo mismo. Procede igual cuando habla del método filosófico. Llegamos a la conclusión de que Popper se hizo problemas al ser tan radical diciendo que no habla de esencias, porque al final de todo se le hizo difícil responder a muchos términos que merecían una verdadera explicación.
El caso de la metafísica sufre la misma incertidumbre terminológica. En toda la obra de Popper no se podrá encontrar una pregunta como ésta: ¿Qué es metafísica?. Y el problema radica en que precisamente es esa pregunta la que encabeza nuestra primera parte de la monografía. ¿Pero cómo seguir a Popper si de antemano el no responde a este tipo de preguntas? La solución es arbitraria, hemos de suponer que Popper está tomando muy en serio el nivel de la pregunta que se pregunta por el ser de la metafísica. ¿Qué es metafísica? Recordemos a Aristóteles cuando interpreta al ser en varios sentidos[8], también sabemos que una pregunta de tal tipo pregunta por las causas. Hay cuatro causas: material, eficiente, formal y final[9]. De estas dos últimas cosas mencionadas sobre Aristóteles sacamos una conclusión, la pregunta que se pregunta por el ser puede tener como respuestas estas cuatro causas. La causa material sería la explicitación de lo que es una cosa ontológicamente (o es una cosa o un hecho), y cuál es; por ejemplo, ¿qué es la admiración?, una respuesta material sería: la admiración es un sentimiento (pathos), es decir, un hecho. Una respuesta teniendo en cuenta la causa eficiente es: la admiración está movida por el empuje de la negación, cuando la voluntad choca con la nada. La causa final responde a la finalidad de la admiración, la cual sería el inicio del filosofar. La causa formal detalla los géneros, las especies y las diferencias específicas, es, en todo caso, un resumen de las tres causas anteriores. La especie es la admiración que está contenido dentro de los verbos (género) que indican pasión, la diferencia específica es que esta admiración tiene como agente a la nada. A lo que se quiere llegar es que la pregunta por la metafísica puede tener el sentido que nos sugieren estas cuatro causas. Muy aparte está el hecho de si esas causas sean eternas o no, que muestren una esencia inmutable o no; estas causas no son más que el esquema de una respuesta del tipo “es”.
Hay una diferencia clara entre “metafísica” y “hacer metafísica”, la una es una cosa, la otra es un hecho. Hacer esta diferenciación es importante porque es lo que en el fondo Popper confunde (pues hay esencialismo siempre y cuando la cosa no forme parte de un mundo tomado como real). Popper no responde cuando se trata de entes de este tipo, estas cosas eternas e inmateriales como Filosofía, Metafísica, Dios, Arte. Las únicas cosas que responden a la pregunta por la causa material son las cosas que existen, plantas, animales, agua, luz, imágenes, etc. Como solo hay cosas y hechos, las únicas cosas que Popper acepta como realidad son las que tienen materia y conciencia[10], las cosas que están dentro de cualquiera de los tres mundos. Metafísica con mayúscula no pertenece a ninguno de estos tres mundos, pero sí “la metafísica” de Aristóteles, es decir, al “mundo 3”. Con la denominación “mundo 3”, entiende Popper al mundo de los productos de la mente humana[11]. “Sancho Panza” pertenece al “mundo 3”, “la Piedad” de Miguel Ángel también pertenece al “mundo 3”, incluso una silla, un puente o un edificio pertenecen al “mundo 3” en cuanto son esquemas mentales. El “mundo 3” en suma es una interacción del “mundo 1” y el “mundo 2”, nace como lo creado a partir de estos dos mundos. Existe la obra “Ser y tiempo”, existe una teoría metafísica como algo creado, pero METAFÍSICA no existe en ninguna parte de los tres mundos popperianos. No existe una cosa tal como la idea de metafísica o de ciencia, de ahí que comprendemos a Popper cuando no responde a una pregunta que acusa una entidad inexistente, pero no estamos de acuerdo con Popper cuando generaliza el qué es de la pregunta, a la que hace una cosa unívoca, sin tomar en cuenta que el qué es necesariamente puede ser otra cosa aparte de una esencia inmutable fuera de los tres mundos. La confusión mantenida anteriormente sobre “metafísica” y “hacer metafísica” es propia de la naturaleza humana. Sucede cuando se confunde también “el acto de amar” con “el amor”, en el Banquete de Platón se muestra esta confusión, es cosa normal que se confunda “lo amado” con “el amar”; “lo amado” es la cosa que se ama, en el Banquete es el Dios Eros, “el amar” es simplemente el deseo, “el querer”, la acción de querer apropiarse de algo. El Dios Eros como entidad fuera de la mente del hombre, para Popper no existe. El “amar” sí, como hecho, sin embargo ambas cosas son denominadas “Amor”. METAFÍSICA no tiene el grado de cosa o acción; en cambio “hacer metafísica” sí tiene existencia porque es un hecho, en el sistema de Popper, pertenecería al “mundo 2” por ser un estado de conciencia. Al ser algo existente como hecho, “hacer metafísica” sí puede ser definida. Con ello cambiaríamos la pregunta “¿qué es metafísica?” por esta otra: “¿qué es hacer metafísica?”, salvo que equiparemos “metafísica” y “hacer metafísica”. Sin embargo, “hacer metafísica” tiene como resultado un producto, la cosa metafísica propiamente dicha, en el mejor de los casos, las teorías metafísicas. Una teoría metafísica pertenece al “mundo 3”, como real y existente, tiene por lo tanto su definición.
“hacer metafísica” es una cuestión psicológica y la “teoría metafísica” es una cuestión lógica o metodológica. Popper se ocupa de las teorías metafísicas. Podríamos decir que ambas cosas forman la entidad inexistente denominada METAFÍSICA; pues bien, si queremos responder a esto, tenemos que definir qué es tanto la acción de hacer metafísica como resolver el problema de la lógica de las teorías metafísicas.
CAPÍTULO II
¿QUÉ ES HACER METAFÍSICA?
No estaríamos bien seguros si afirmamos que Popper hace la diferencia entre filosofía y metafísica. No hay pruebas con las cuales Popper dice esto es hacer filosofía y esto otro metafísica. Más bien creemos que solo por la jerarquía del nombre Popper se haya denominado filósofo[12] (pues el término metafísica estaba muy desprestigiado). En su libro “Conjeturar y refutaciones” se da una discusión entre Popper y Wittgenstein sobre si existen o no, problemas filosóficos. Popper acepta que sí hay problemas filosóficos, además de esto nos dice que la mayoría de los problemas filosóficos se encuentran fuera de la filosofía, rehuyendo otra vez a dar su definición[13]. Esto lo decimos para demostrar que Popper se denomina filósofo, pero no hace lo mismo con la metafísica; salvo cuando acepta la doctrina metafísica del realismo podríamos conjeturar que se denomina metafísico, pero explícitamente no lo hace muy a pesar del hecho por el cual Popper casi iguala filosofía y metafísica. El ejemplo que proponemos es cuando hace la diferencia entre las clases de teorías, como las lógicas y matemáticas, las empíricas y científicas y las filosóficas o metafísicas, veremos que siempre va a separar la filosofía de la metafísica con una “o”, a diferencia de las demás, en todo momento que hable de filosofía va a adjuntar con una disyunción la otra palabra inseparable que es metafísica. “Filosofía o metafísica” no dice otra cosa que forman una misma entidad, y hacer filosofía o hacer metafísica llegan a ser una misma actividad. En el prefacio de “la lógica de la investigación científica” , como habíamos anotado antes, Popper da una definición oculta de filosofía. Es una reflexión cosmológica. Ejemplos de reflexión filosófica o metafísica son como las que hace Kant al concluir: “El futuro del mundo empírico (o del mundo fenoménico) está completamente determinado por su estado presente, hasta en sus menores detalles.” El idealismo de Berkeley, el irracionalismo[14].
Hay una característica clara en todo hacer metafísica: es ser global, tener al cosmos entero frente a ti. La ciencia solo se ocupa del cosmos, el metafísico o filósofo se ocupa del mundo; la característica es su cosmología. En primer lugar es una reflexión, es el mirar detenidamente una cosa. En segundo lugar, la cosa es el mundo. Supuestamente, esta reflexión, al abarcar todo el mundo, al mismo tiempo pierda las cosas particulares del mundo, de ahí que estas reflexiones tengan como resultado teorías sin comprobación fáctica o particular. Hacer metafísica es una construcción mental del mundo, es una suposición de lo que se cree que existe y la forma cómo se la descubre.
CAPÍTULO III
¿CÓMO SON LAS TEORÍAS METAFÍSICAS?
Como ya hemos dicho, las teorías metafísicas son producto del arte humano (o como decían los griegos, de la poiésis y de la techné). Para Popper existen, pues forman parte del “mundo 3”, los tres mundos de Popper manifiestan su cosmología, es el conjunto de toda la realidad.
El análisis de las teorías y el análisis de su validez, ambas cosas son tarea de la lógica[15] del conocimiento, no de la psicología del conocimiento. La epistemología específicamente es la lógica del conocimiento científico[16]. Este análisis del conocimiento o de las teorías demostró tres clases de teorías:
(1) Teorías lógicas y matemáticas,
(2) Teorías empíricas y científicas y
(3) Teorías filosóficas o metafísicas[17].
La peculiaridad de las teorías lógicas o metafísicas, a diferencia de las empíricas y científicas, es que no pueden ser falsables, y por lo tanto, son irrefutables. En cuanto a la refutabilidad, Popper nos dice:”Pues, habitualmente ‘irrefutabilidad’ se usa en los dos sentidos siguientes. El primero en un sentido puramente lógico, es decir, podemos usar la palabra ‘irrefutable’ para significar lo mismo que ‘irrefutabilidad por medios puramente lógicos’, pero este significado es el mismo que el de ‘consistente’. Ahora bien, es totalmente obvio que no se puede inferir la verdad de una teoría de su consistencia. El segundo sentido de ‘irrefutable’ se refiere a las refutaciones que no solamente utilizan suposiciones lógicas (o analíticas), sino también empíricas (o sintéticas); en otras palabras, admite refutaciones empíricas.”[18]
La controversia entre ciencia y metafísica se basa en la irrefutabilidad empírica. Una teoría filosófica o metafísica no pueden ser refutables empíricamente, porque sus enunciados son del tipo puramente existenciales en rigor. “Un enunciado existencial estricto o puro se aplica a todo el universo y es irrefutable simplemente porque no puede haber método alguno por el cual se lo pueda refutar.”[19]
Ejemplo de un enunciado estricto irrefutable: “Existe una perla que es diez veces más grande que la perla que le sigue en tamaño”. No hay manera de comprobar este enunciado.
Ejemplo de un enunciado restringido refutable: “En este momento y en esta caja existen al menos dos perlas”. Es susceptible de comprobación.
Las teorías filosóficas o metafísicas son irrefutables, es decir, no pueden ser verdaderas ni falsas, porque sus proposiciones se reducen en última instancia a enunciados existenciales estrictos o puros. Por ejemplo, la proposición de Kant sobre el determinismo es ésta:
“El futuro del mundo empírico (o del mundo fenoménico) está completamente determinado por su estado presente, hasta en sus menores detalles”. Esta proposición significa lo mismo que esta otra:
“Existe una descripción verdadera del estado presente de este hombre que bastaría (junto con leyes naturales verdaderas) para predecir sus futuras acciones”.
Al no tener una ubicación espacio-temporal por la cual nosotros podemos corroborar la proposición, esta teoría no es científica, pero sí metafísica.
En conclusión, las teorías metafísicas tienen la peculiaridad de tener enunciados existenciales estrictos, imposibles de ser falsados.
El término Metafísica, como todos sabemos, viene del griego ta meta ta fisika, y posiblemente nació en el siglo I a.C. Con este término generalmente se ha entendido como aquello que Aristóteles se propuso escribir en sus catorce libros, a saber, estudiar y dilucidar las cosas que están más allá o por encima de la física y que, por consiguiente, pueden calificarse de metafísicas.
La teorización metafísica a través de los años ha ido variando en continuidad. En una época como la Escolástica en la cual predominaba el pensamiento aristotélico, la Metafísica era considerada como la sabiduría más alta, pero a medida que las ciencias particulares iban desarrollándose el término metafísica fue cayendo en el desprecio. Para la época en que apareció Popper como pensador, a su alrededor dominaba el positivismo lógico y las tendencias anglosajonas de la filosofía del lenguaje, ambas corrientes que desprestigiaban la actitud metafísica. Lo que hace Popper es aceptar de alguna manera la importancia de esta forma de pensar, y aquí citamos un párrafo de las “Conjeturas y refutaciones”:
Creo, pues, que si una teoría nos es científica, sí es metafísica (como podríamos afirmar), esto no quiere decir en modo alguno que carezca de importancia, de valor, de significado o que carezca de sentido” (p. 63)
A pesar de que Popper lleva en sus escritos una tendencia aparente más metodológica que metafísica, esto no quita que en el fondo, se haya dado cuenta, aunque no lo haya propagado por x motivos, que la metafísica en verdad llega a tener más relevancia que cualquier teoría científica. Solo basta con mencionar que todo el aparato estructural de su lógica de la investigación científica se posa bajo los cimientos de su realismo, su teoría metafísica adoptada, sin ella Popper divagaría en cualquier razonamiento. Así se cumple esta frase muy conocida: lo racional se sustenta en lo irracional. En la “Lógica de la Investigación científica” nos dice Popper:
La creencia en la causalidad es metafísica. No es sino una típica hipóstasis metafísica de una regla metodológica perfectamente justificada, a saber, la decisión del científico de no abandonar jamás su búsqueda de leyes” (p. 231)
Esta metafísica necesaria para Popper es denominada “programa metafísico de investigación”.
En el presente trabajo vamos a intentar responder a la pregunta ¿qué es metafísica? Para Popper, muy a pesar de que el filósofo vienés se muestre reacio a responder este tipo de preguntas, hemos podido encontrar indicios a lo que más o menos Popper entiende por metafísica.
El primer capítulo resolveremos las dificultades que tuvo Popper para responder a la pregunta que se pregunta por el ser de la metafísica, tomando su posición esencialista en el sentido que él lo toma, a partir de la controversia de los universales en el medioevo.
El segundo capítulo, muy concisamente, desarrollaremos el problema psicologista de lo que es una reflexión metafísica a partir que el filósofo de la falsación nos dé.
Y por último, tomaremos el término metafísica como producto, en este caso, como un tipo de conocimiento. Este tema pertenece a la lógica del conocimiento. Para ello, Popper divide a las teorías en tres niveles: teorías lógicas y matemáticas, teorías empíricas y científicas y teorías filosóficas o metafísicas. Tanto las teorías filosóficas o metafísicas son irrefutables, es decir, no se pueden falsar. Sin embargo, entre estas teorías irrefutables hay la posibilidad de optar por unas y rechazar otras mediante el método argumentativo. Esto quiere decir que hay teorías metafísicas más argumentables que otras , y que solucionan problemas más que otras. Este es el caso de las teorías metafísicas indeterministas y realistas elegidas por Popper como más verídicas en contra del determinismo y del idealismo.
CAPÍTULO I
¿QUÉ ES METAFÍSICA?
Antes que Nada debemos saber que una teoría metafísica es el resultado de una actitud intelectual metafísica, la primera funciona como el producto de la segunda. Para saber qué es metafísica no sólo es suficiente pretender determinar la estructura lógica de sus teorías (como es el caso de Popper[1]), sino además las características peculiares de esta forma de pensar. Popper tiene concepciones sobre lo que es por ejemplo un filósofo, un científico natural, un lógico o un técnico, supone lo que cada uno hace, la manera como cada uno se desenvuelve en el panorama de las ideas; sin embargo, estos supuestos popperianos no son definidos o aclarados debidamente. La razón por el cual Popper no quiere prestar atención a estos problemas que tratan sobre cuestiones del sentido exacto que tiene el uso de un término se debe a su marcada posición antiesencialista[2]. A lo mucho, el sentido de un término puede regirse por convenciones[3], pues no hay tal esencia (por ejemplo la esencia de la metafísica) que es necesario buscar; Popper piensa que los filósofos han creído que lo que una palabra significa vale por sí misma en cualquier lugar y tiempo, por ello su oposición a la postura realista en la controversia medieval sobre los Universales. Recurre a un buen argumento traído de las canteras de la filología y nos dice que “toda buena traducción es una buena interpretación del texto original”[4] queriendo decir que todo término no permanece inmutable para el cual es necesario recurrir a su esencia, sino que debemos redeterminar o reconstruir ese término según nuestra interpretación misma de los hechos. Tanto la interpretación de un texto y la interpretación de un hecho, con ellas sus términos, son libres y fieles a la vez[5]. Una palabra solo tiene sentido en un determinado contexto, así al querer saber lo que significa una palabra, en nuestro caso metafísica, es necesario interpretarlo dentro del contexto en que discutimos. No hay una metafísica aristotélica, tomista o cartesiana que venga a darnos claridad sobre el significado de metafísica y su funcionalidad en el pensamiento, solo nos está permitido, siguiendo a Popper, tener un acuerdo. Al tener un acuerdo, el significado del término viene a formar parte de la estructura de una discusión racional a ser el conjunto de los elementos básicos, o mejor dicho, el término queda definido y no hay por qué preguntarse más sobre tal nombre. De este modo proceden los científicos. Tomemos un caso especial en que los científicos ponen en claro lo que es una célula y a partir de este elemento toda la comunidad científica entiende lo que es y se pone a realizar su labor, es decir, la explicación de los hechos; sería ingenuo pensar que los científicos discurran su tiempo deliberando sobre el término “célula” en lugar de hacer su trabajo empírico. Este es el modelo que sigue Popper, una discusión racional científica frente a los hechos. El término Metafísica, aquella esencia que nosotros quisiéramos entender propuesta por Popper, estaría ya supuesta en una discusión filosófica según el filósofo vienés. Ese es el caso de la discusión con los positivistas lógicos que no trataban sobre el significado del término, porque se sabía o se suponía lo que es metafísica (pensaban en Hegel, Heidegger, Berkeley, etc.) , por este motivo solo se empeñaban en ver si la metafísica tenía su lugar en el conjunto de los lenguajes con significado o no, o en todo caso si era una teoría válida[6].
En el prefacio a la “lógica de la investigación científica” podemos ver una cierta incertidumbre en Popper respecto a la forma de entrar en la justificación de su libro. Intenta decir, aunque sin decirlo explícitamente, lo que es filosofía, es decir, explicar la labor que está intentando presentar. Creemos que en un momento como ése es cuando Popper habría querido rechazar su conocida característica antiesencialista, porque percibimos cómo a cada párrafo se trababa al querer decir algo o callarlo. Popper no sabe cómo decir qué es la filosofía. No le gusta responder a las preguntas que empiezan con un “qué es”, pero su prefacio le obliga a decirlo, a esta incomodidad le lleva por proponer una controversia antiesencialista. ¿Cómo sale? De este modo: “Creo, sin embargo, que, al menos, existe un problema filosófico por el que se interesan todos los hombres que reflexionan: es el de la cosmología, el problema de entender el mundo.”[7] Dice: un problema filosófico. Aquí sin debitar Popper supone ya lo que es filosofía, puesto que si ya sabe qué es un problema filosófico, o en todo caso, de qué trata un problema filosófico, no tendríamos duda de que ya sabe qué es la filosofía. Para no decir de esta manera: que la filosofía es una reflexión que se interesa por el mundo, prefiere decirlo de otra manera para no caer en contradicción, pero al fin y al cabo es lo mismo. Procede igual cuando habla del método filosófico. Llegamos a la conclusión de que Popper se hizo problemas al ser tan radical diciendo que no habla de esencias, porque al final de todo se le hizo difícil responder a muchos términos que merecían una verdadera explicación.
El caso de la metafísica sufre la misma incertidumbre terminológica. En toda la obra de Popper no se podrá encontrar una pregunta como ésta: ¿Qué es metafísica?. Y el problema radica en que precisamente es esa pregunta la que encabeza nuestra primera parte de la monografía. ¿Pero cómo seguir a Popper si de antemano el no responde a este tipo de preguntas? La solución es arbitraria, hemos de suponer que Popper está tomando muy en serio el nivel de la pregunta que se pregunta por el ser de la metafísica. ¿Qué es metafísica? Recordemos a Aristóteles cuando interpreta al ser en varios sentidos[8], también sabemos que una pregunta de tal tipo pregunta por las causas. Hay cuatro causas: material, eficiente, formal y final[9]. De estas dos últimas cosas mencionadas sobre Aristóteles sacamos una conclusión, la pregunta que se pregunta por el ser puede tener como respuestas estas cuatro causas. La causa material sería la explicitación de lo que es una cosa ontológicamente (o es una cosa o un hecho), y cuál es; por ejemplo, ¿qué es la admiración?, una respuesta material sería: la admiración es un sentimiento (pathos), es decir, un hecho. Una respuesta teniendo en cuenta la causa eficiente es: la admiración está movida por el empuje de la negación, cuando la voluntad choca con la nada. La causa final responde a la finalidad de la admiración, la cual sería el inicio del filosofar. La causa formal detalla los géneros, las especies y las diferencias específicas, es, en todo caso, un resumen de las tres causas anteriores. La especie es la admiración que está contenido dentro de los verbos (género) que indican pasión, la diferencia específica es que esta admiración tiene como agente a la nada. A lo que se quiere llegar es que la pregunta por la metafísica puede tener el sentido que nos sugieren estas cuatro causas. Muy aparte está el hecho de si esas causas sean eternas o no, que muestren una esencia inmutable o no; estas causas no son más que el esquema de una respuesta del tipo “es”.
Hay una diferencia clara entre “metafísica” y “hacer metafísica”, la una es una cosa, la otra es un hecho. Hacer esta diferenciación es importante porque es lo que en el fondo Popper confunde (pues hay esencialismo siempre y cuando la cosa no forme parte de un mundo tomado como real). Popper no responde cuando se trata de entes de este tipo, estas cosas eternas e inmateriales como Filosofía, Metafísica, Dios, Arte. Las únicas cosas que responden a la pregunta por la causa material son las cosas que existen, plantas, animales, agua, luz, imágenes, etc. Como solo hay cosas y hechos, las únicas cosas que Popper acepta como realidad son las que tienen materia y conciencia[10], las cosas que están dentro de cualquiera de los tres mundos. Metafísica con mayúscula no pertenece a ninguno de estos tres mundos, pero sí “la metafísica” de Aristóteles, es decir, al “mundo 3”. Con la denominación “mundo 3”, entiende Popper al mundo de los productos de la mente humana[11]. “Sancho Panza” pertenece al “mundo 3”, “la Piedad” de Miguel Ángel también pertenece al “mundo 3”, incluso una silla, un puente o un edificio pertenecen al “mundo 3” en cuanto son esquemas mentales. El “mundo 3” en suma es una interacción del “mundo 1” y el “mundo 2”, nace como lo creado a partir de estos dos mundos. Existe la obra “Ser y tiempo”, existe una teoría metafísica como algo creado, pero METAFÍSICA no existe en ninguna parte de los tres mundos popperianos. No existe una cosa tal como la idea de metafísica o de ciencia, de ahí que comprendemos a Popper cuando no responde a una pregunta que acusa una entidad inexistente, pero no estamos de acuerdo con Popper cuando generaliza el qué es de la pregunta, a la que hace una cosa unívoca, sin tomar en cuenta que el qué es necesariamente puede ser otra cosa aparte de una esencia inmutable fuera de los tres mundos. La confusión mantenida anteriormente sobre “metafísica” y “hacer metafísica” es propia de la naturaleza humana. Sucede cuando se confunde también “el acto de amar” con “el amor”, en el Banquete de Platón se muestra esta confusión, es cosa normal que se confunda “lo amado” con “el amar”; “lo amado” es la cosa que se ama, en el Banquete es el Dios Eros, “el amar” es simplemente el deseo, “el querer”, la acción de querer apropiarse de algo. El Dios Eros como entidad fuera de la mente del hombre, para Popper no existe. El “amar” sí, como hecho, sin embargo ambas cosas son denominadas “Amor”. METAFÍSICA no tiene el grado de cosa o acción; en cambio “hacer metafísica” sí tiene existencia porque es un hecho, en el sistema de Popper, pertenecería al “mundo 2” por ser un estado de conciencia. Al ser algo existente como hecho, “hacer metafísica” sí puede ser definida. Con ello cambiaríamos la pregunta “¿qué es metafísica?” por esta otra: “¿qué es hacer metafísica?”, salvo que equiparemos “metafísica” y “hacer metafísica”. Sin embargo, “hacer metafísica” tiene como resultado un producto, la cosa metafísica propiamente dicha, en el mejor de los casos, las teorías metafísicas. Una teoría metafísica pertenece al “mundo 3”, como real y existente, tiene por lo tanto su definición.
“hacer metafísica” es una cuestión psicológica y la “teoría metafísica” es una cuestión lógica o metodológica. Popper se ocupa de las teorías metafísicas. Podríamos decir que ambas cosas forman la entidad inexistente denominada METAFÍSICA; pues bien, si queremos responder a esto, tenemos que definir qué es tanto la acción de hacer metafísica como resolver el problema de la lógica de las teorías metafísicas.
CAPÍTULO II
¿QUÉ ES HACER METAFÍSICA?
No estaríamos bien seguros si afirmamos que Popper hace la diferencia entre filosofía y metafísica. No hay pruebas con las cuales Popper dice esto es hacer filosofía y esto otro metafísica. Más bien creemos que solo por la jerarquía del nombre Popper se haya denominado filósofo[12] (pues el término metafísica estaba muy desprestigiado). En su libro “Conjeturar y refutaciones” se da una discusión entre Popper y Wittgenstein sobre si existen o no, problemas filosóficos. Popper acepta que sí hay problemas filosóficos, además de esto nos dice que la mayoría de los problemas filosóficos se encuentran fuera de la filosofía, rehuyendo otra vez a dar su definición[13]. Esto lo decimos para demostrar que Popper se denomina filósofo, pero no hace lo mismo con la metafísica; salvo cuando acepta la doctrina metafísica del realismo podríamos conjeturar que se denomina metafísico, pero explícitamente no lo hace muy a pesar del hecho por el cual Popper casi iguala filosofía y metafísica. El ejemplo que proponemos es cuando hace la diferencia entre las clases de teorías, como las lógicas y matemáticas, las empíricas y científicas y las filosóficas o metafísicas, veremos que siempre va a separar la filosofía de la metafísica con una “o”, a diferencia de las demás, en todo momento que hable de filosofía va a adjuntar con una disyunción la otra palabra inseparable que es metafísica. “Filosofía o metafísica” no dice otra cosa que forman una misma entidad, y hacer filosofía o hacer metafísica llegan a ser una misma actividad. En el prefacio de “la lógica de la investigación científica” , como habíamos anotado antes, Popper da una definición oculta de filosofía. Es una reflexión cosmológica. Ejemplos de reflexión filosófica o metafísica son como las que hace Kant al concluir: “El futuro del mundo empírico (o del mundo fenoménico) está completamente determinado por su estado presente, hasta en sus menores detalles.” El idealismo de Berkeley, el irracionalismo[14].
Hay una característica clara en todo hacer metafísica: es ser global, tener al cosmos entero frente a ti. La ciencia solo se ocupa del cosmos, el metafísico o filósofo se ocupa del mundo; la característica es su cosmología. En primer lugar es una reflexión, es el mirar detenidamente una cosa. En segundo lugar, la cosa es el mundo. Supuestamente, esta reflexión, al abarcar todo el mundo, al mismo tiempo pierda las cosas particulares del mundo, de ahí que estas reflexiones tengan como resultado teorías sin comprobación fáctica o particular. Hacer metafísica es una construcción mental del mundo, es una suposición de lo que se cree que existe y la forma cómo se la descubre.
CAPÍTULO III
¿CÓMO SON LAS TEORÍAS METAFÍSICAS?
Como ya hemos dicho, las teorías metafísicas son producto del arte humano (o como decían los griegos, de la poiésis y de la techné). Para Popper existen, pues forman parte del “mundo 3”, los tres mundos de Popper manifiestan su cosmología, es el conjunto de toda la realidad.
El análisis de las teorías y el análisis de su validez, ambas cosas son tarea de la lógica[15] del conocimiento, no de la psicología del conocimiento. La epistemología específicamente es la lógica del conocimiento científico[16]. Este análisis del conocimiento o de las teorías demostró tres clases de teorías:
(1) Teorías lógicas y matemáticas,
(2) Teorías empíricas y científicas y
(3) Teorías filosóficas o metafísicas[17].
La peculiaridad de las teorías lógicas o metafísicas, a diferencia de las empíricas y científicas, es que no pueden ser falsables, y por lo tanto, son irrefutables. En cuanto a la refutabilidad, Popper nos dice:”Pues, habitualmente ‘irrefutabilidad’ se usa en los dos sentidos siguientes. El primero en un sentido puramente lógico, es decir, podemos usar la palabra ‘irrefutable’ para significar lo mismo que ‘irrefutabilidad por medios puramente lógicos’, pero este significado es el mismo que el de ‘consistente’. Ahora bien, es totalmente obvio que no se puede inferir la verdad de una teoría de su consistencia. El segundo sentido de ‘irrefutable’ se refiere a las refutaciones que no solamente utilizan suposiciones lógicas (o analíticas), sino también empíricas (o sintéticas); en otras palabras, admite refutaciones empíricas.”[18]
La controversia entre ciencia y metafísica se basa en la irrefutabilidad empírica. Una teoría filosófica o metafísica no pueden ser refutables empíricamente, porque sus enunciados son del tipo puramente existenciales en rigor. “Un enunciado existencial estricto o puro se aplica a todo el universo y es irrefutable simplemente porque no puede haber método alguno por el cual se lo pueda refutar.”[19]
Ejemplo de un enunciado estricto irrefutable: “Existe una perla que es diez veces más grande que la perla que le sigue en tamaño”. No hay manera de comprobar este enunciado.
Ejemplo de un enunciado restringido refutable: “En este momento y en esta caja existen al menos dos perlas”. Es susceptible de comprobación.
Las teorías filosóficas o metafísicas son irrefutables, es decir, no pueden ser verdaderas ni falsas, porque sus proposiciones se reducen en última instancia a enunciados existenciales estrictos o puros. Por ejemplo, la proposición de Kant sobre el determinismo es ésta:
“El futuro del mundo empírico (o del mundo fenoménico) está completamente determinado por su estado presente, hasta en sus menores detalles”. Esta proposición significa lo mismo que esta otra:
“Existe una descripción verdadera del estado presente de este hombre que bastaría (junto con leyes naturales verdaderas) para predecir sus futuras acciones”.
Al no tener una ubicación espacio-temporal por la cual nosotros podemos corroborar la proposición, esta teoría no es científica, pero sí metafísica.
En conclusión, las teorías metafísicas tienen la peculiaridad de tener enunciados existenciales estrictos, imposibles de ser falsados.
(2006)
[1] Véase por ejemplo su oposición frente al psicologismo, Kart Popper, “La lógica de la investigación científica”. Madrid, Tecnos, 1962, p. 30.
[2] Kart Popper, “Búsqueda sin término”. Madrid, Tecnos, 1977, p. 26: “Aun sigo pensando que este [el esencialismo] es el camino más seguro a la perdición intelectual: el abandono de los problemas reales por mor de los problemas verbales”.
[3] “La lógica de la investigación científica”, p. 20.
[4] “Búsqueda sin término”, p. 31.
[5] Ibid., p. 32.
[6] Véase “Conjeturas y refutaciones”, Kart Popper, Barcelona, Paidós, 2003, cap. 11.
[7] “La lógica…”, p. 6.
[8] Aristóteles, “Metafísica”, V, 7.
[9] Ibíd., 983ª, 25-34.
[10] Lo que existe es el mundo. Para Popper hay tres mundos, por el cual podemos decir que estos tres mundos contienen cosas reales. El primer y el segundo mundo hacen referencia a Descartes, la res cogitans y la res extensa, el mundo de la conciencia y el mundo físico (Cf. Popper, “El cuerpo y la mente”, Barcelona, Paidós, 1997, pp. 35 y 36), pero además proclama la existencia de un mundo más, el “mundo 3”, es decir su pluralismo, el mundo de los productos de la mente humana, Hamlet, por ejemplo.
[11] “El cuerpo y la mente”, p. 36.
[12] “Búsqueda sin término”, p. 13; “la lógica…”, p. 6.
[13] “Conjeturas y refutaciones”, p. 94: “Cuando dije que el interrogante: ‘¿Cuál es el carácter de los problemas filosóficos?’ es una forma un poco mejorada del otro: ‘¿qué es la filosofía?’, quise aludir a una de las razones de la futileza de la controversia actual concerniente a la naturaleza de la filosofía: la creencia ingenua de que existe una entidad como “la filosofía””.
[14] Ibíd., p. 239.
[15] “La lógica…”, p. 31: “En cuanto a la tarea de la lógica del conocimiemnto –que he contrapuesto a la psicología del mismo-, me basaré en el supuesto de que consiste pura y exclusivamente en la investigación de los métodos empleados en las contrastaciones sistemáticas a que debe someterse toda idea nueva antes de que se la pueda sostener seriamente.”
[16] Ibíd., p. 6: “El problema central de la epistemología ha sido siempre, y sigue siéndolo, el del aumento del conocimiento. Y el mejor modo de estudiar el aumento del conocimiento es estudiar el conocimiento científico.”
[17] “Conjeturas…”, p. 239.
[18] Ibíd., p. 242.
[19] Ibíd.
1 comentario:
Me pareció muy reflexivo tu artículo Jaimem me gustaría que alguna vez pudieses reflexionar sobre un discípulo en muchas cosas disidente de Popper y que seguramente conoces: Mario Bunge.Su teoría de la verificación me pareció más compleja y plural que la de Popper, su criterio sobre el crecimeinto de la ciencia también. Asimismo el establece una ontología más audaz que la de Popper.
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