A vosotros no les aconsejo el trabajo sino la lucha.
A vosotros no les aconsejo la paz, sino la victoria. ¡Vuestro trabajo debe ser
lucha y vuestra paz, victoria! Solamente armado con arco y flecha es como puede
callar y estar quieto; de lo contrario se parlotea y se protesta. ¡Vuestra paz
debe ser victoria! ¿Qué la buena causa santifica hasta la guerra? Yo les digo
que la guerra santifica todas las causas. La guerra y la valentía han hecho
cosas más grandes que el amor al prójimo. No vuestra compasión, sino vuestra
valentía han salvado ahora hasta ahora los accidentados. Preguntáis “¿Qué es
bueno?”. Ser valientes es ser buenos. Dejad que las niñas digan: “Es bueno lo
que es bonito y enternece”. (NIETZSCHE)

martes, 11 de diciembre de 2007

De cómo queremos siempre llamar la atención (ensayo)




Siempre hay un hecho extraño, o al menos no revisado, que nos llama la atención, el cual nos hace buscar una posible respuesta según el campo en que nos encontramos, llámese filosofía, literatura o ciencia. Este hecho a analizar fue el siguiente: por qué se tiene la necesidad urgente de escribir, en este caso, poesía. Cuál era la fuerza interna que nos llevaba a hacer poesías sabiendo que era algo inútil, además de tonto, para los demás. De tanto relacionar ideas nos dimos una respuesta temporal que es ésta: porque de alguna manera queríamos expresarnos. Luego deducimos que el querer expresarnos demanda la participación de los demás seres, es decir, de la sociedad; el problema ya no era individual sino social. ¿Y por qué?, nos preguntamos.

La expresión lleva a un fin y se manifiesta en el lenguaje, todo lo que trasmitimos a los demás es un cúmulo de información sobre diversas situaciones, en el caso de la poesía queríamos expresar en ella nuestra forma de ser y de percibir, tanto como nuestros sueños y deseos. Concluimos que de la expresión nacería la intención de jugar con el intelecto, de imaginar[1], esto es claro. Es decir que de una necesidad personal nace también una necesidad artística; pero lo que nos importa es la génesis, es decir la necesidad personal, la necesidad de hacer saber cómo somos, percibimos y pensamos. Dicho de otra manera más simple: mostrar que existimos, llamar la atención de los demás. Ese es el hecho a tomar, generalizamos un poco y ya no nos preguntamos sobre los escritores, sino más exactamente sobre cualquier persona que no puede vivir sin llamar la atención. Este postulado es a argumentar y que a continuación lo colocaremos en la base de psicoanalítica, por ser la única teoría que nos acerca más a la cuestión tratada.


2.1.- El narcisismo postulado primero

Satisfacer la necesidad narcisista primordial (ser amado por otro) implica en última instancia, que el otro que me ama a mi está pendienre de mis deseos para satisfacerlos.


El término narcisista “procede de la descripción clínica, y fue elegido en 1899 por Paul Nacke para designar aquellos casos en los que el individuo toma como objeto sexual su propio cuerpo y lo contempla con agrado, lo acaricia y lo besa, hasta llegar a una completa satisfacción”[2].

El autoerotismo procede desde la etapa más infantil del hombre cuando todavía no se da cuenta de la realidad, es decir, que ha venido a un nuevo espacio después de haber salido del vientre de su madre y no reconocer ni personas ni objetos, sino que sólo sienten que viene de su cuerpo, los placeres primarios de las necesidades llámese comer, defecar, vivir, además de otros placeres sexuales como por ejemplo se vería en el infante cuando se chupa los dedos, así, él mismo se está provocando el placer de la parte bucal. Esto nos demuestra que el infante se cree en esa etapa un ser omnipotente, ya que no se percata de que son los padres los que le benefician sino él mismo, no necesita de nadie para sobrevivir; la hiperestimación de poder de sus deseos y sus actos mentales hacen recordar, como relaciona Freud, a la conducta mágica de los hombres primitivos en que todo lo podían [3]. Esta faceta de la vida se le ha llamado “narcisismo primario”.

Al irse formando el aparato psíquico de niño, su sentido de la realidad va ir siendo más activo y empezará a reconocer que aquellos placeres no viene de él mismo ni que fácilmente los tendrá cuando é los quiera, su conocimiento del mundo ya percibirá otros seres haciéndoles argüir una dependencia, por lo tanto sus sentidos se abrirán más al exterior, abrirá los ojos y verá que una mujer le da de mamar, aquellos que pensó que era por su simple pensamiento de tener hambre y abastecerse por si mismo no era cierto, se sucederá una revolución en su pensamiento[4] . El infante se ha hecho dependiente y sabrá que para tener que comer tendrá que llorar[5] (como el primitivo tendrá que realizar ritos y ofrendas para los dioses).

Pensemos primero en el hecho de que aquello que amamos es aquellos que necesitamos. Vemos entonces que el amor (llamado por Freud carga libidinal hacia cierto objeto) en la etapa primaria de narcisismo de infante va hacía su propio cuerpo, hacia si mismo, el objeto sexual no sale al exterior puesto que aún no lo reconoce y no lo necesita además[6]. El “narcisismo secundario” es cuando la pulsión sexual de niño se transfiere al exterior. Amará a quien le sea importante para subsistir, y en esa lista de objetos sexuales que tendrá el resto de su vida la madre estará em primer lugar, seguida por las personas más cercanas.

El objetivo de niño es lograr que lo amen para que estas personas elegidas para amarlo quieran satisfacerle sus necesidades y otros placeres que ya está empezando a reconocer como las caricias, los besos, el cariño venido de afuera, todo eso, a pesar de sentirse dependiente, le harán creer que debe ser así, el debe ser el centro de los cuidados porque eso le hace feliz su yo empieza a darle estimación y la realidad mayormente no le contradice, los padres están obligados a cuidar de él, los familiares a besarle, a tenerle cargado de un lado a otro y cuando llore a satisfacerle en todo[7]. Buscará siempre eso, ser feliz, y para cumplirlo es necesario que los demás intervengan; el infante se creerá el dueño de lo que sucede a su alrededor, “la enfermedad, la muerte, la renuncia al placer y la limitación de la propia voluntad han de desaparecer para él, y las leyes de la naturaleza, así como las de la sociedad, deberán detenerse ante su persona” [8] , desde entonces se hará evidente su sentido egoísta, todo lo quiere es para él y nadie debe impedírselo. Es la constitución del “yo”. Porque necesita de otros para ser feliz, hará cualquier cosa para llamar la atención. Llorará por ejemplo, sonreirán, y todos celebrarán sus primeras poses con el fin que se convertirá en el sentido de toda su vida; no pasar inadvertido. El día que pase inadvertido será infeliz, su yo dejará de ser centro y tendrá que descargar la libido (en ese proceso de trasladar la libido hacia el exterior, el narcisismo secundario, se formará el “ello”, es decir se diferenciará la libido del yo con la del objeto externo) más de lo normal en detrimento de él[9].
A partir de ahora llamamos simplemente “narcisismo” al “narcisismo secundario”, refiriéndonos a ese segundo paso que tiene la evolución humana en cuanto al instinto de supervivencia, al hecho de traspasar de la “autosatisfacción” hacia la satisfacción dependiente, con ese fin empezará a querer a los objetos exteriores.

2.2. De los grados de narcisismo

El narcisismo se acrecentará en tanto el yo reciba más amor de los otros, mientras que disminuirá en tanto se da más amor de lo que recibe.

Quedando claro que es a partir del narcisismo en que nuestro yo siempre quiere estar al centro de todo, mientras va teniendo la idea de familia y sociedad, podemos continuar en derrotero de ese egocentrismo difícil de combatir, y combatir decimos, puesto que le narcisismo es una de las causas primordiales por la cal el ser se hace muy individualista.

Acostumbrado el hombre en su infancia a ser receptor de los cuidados y de los halagos le será muy difícil llevar otra vida en sus posteriores años, y solo lo logrará mientras entienda que no tiene la necesidad de ser siempre llamativo para poder vivir, que para satisfacer las necesidades todo debe hacerse en conjunto, si queremos acaparar las atenciones y placeres se sufrirá luego porque la vida en conjunto demanda equidad, y si no se cumple se incrementará por lo tanto las tensiones.

¿Quiénes entonces sufren más el paso del narcisismo a la vida social? Está claro que serán aquellos que hayan recibido más amor y cuidado en su infancia, le dolerá cuando, a su paso a la vida social, deje de ser centro de todo eso, las demás personas no tiene ninguna necesidad de cuidarlo y amarlo, esto será la lucha que tendrá aquel que tanto amor recibió. Mientras que aquellos con menos amor no estarán tan acostumbrados a tenerlo todo y su paso a la comunidad les será más fácil, aunque no tan bien porque persistirá en la vida narcisista.

En el paso de la vida narcisista a la vida comunitaria se formará la última instancia psíquica del hombre que es el superyó, entidad que ser encargará de regular las necesidades propias ( vientre y bajo vientre) en contraposición con las sociales (vivir en armonía). El superyó contiene en sí todas las leyes que gobiernan la sociedad y las enseñanzas de los padres siempre buscando el bien de todos. Esta instancia se encargará de hacer entender que e hombre es un ser social y que por lo tanto esa vida narcisista deberá abandonarse. Aquellos que se resistirán serán como ya lo dijimos, los más queridos en su infancia, digamos por sus padres, hermanos, abuelos, etc[10].

Entonces hay grados de narcisismo que por una parte es buena si tomamos en cuanta que el ser humano vivirá mayormente sin complejos y su intelección será favorable, pero será contradictoria en el sentido de que será muy individualista y romperá la vida en sociedad, según las situaciones en el resto de su vida se verá si su aporte será positivo a los demás, si toma el buen camino o el malo.

Preguntémonos por eso cuando queremos llamar la atención, con esa fórmula chabacana de querer ser orinales, ¿de dónde proviene esto? Diremos, pues, porque de niño fuimos así y se nos hace difícil de cambiar de acritud, y si acaso se puede trascender a tal narcisismo.

2.3 El trauma de la transición; el deseo de inmortalidad

El llamado “deseo de inmortalidad” se forma del paso de un narcisismo exagerado hacia una relegación individual; es decir, de una gran amor por parte de la familia hacia un desamor por parte de la sociedad.


Demos un ejemplo. Un niño tiene un lunar en la cara, en una mejilla completa, es el primer nieto de la familia y es querido muchísimo por los padres, tíos, abuelos que la etapa infantil lo llevará tan bien que no tendrá problemas de crecimiento de aprendizaje, llamémoslo así, y será muy bueno en los números. Sus padres se precipitarán a llevarle a la escuela y lo dejarán ahí con personas desconocidas. En su encuentro con los demás compañeros, el niño que hasta entonces no había sufrido, experimentará por primera vez el desamor, sus compañeros verán algo feo en su cara y se alejarán dejándolo a él solo, relegado: helo ahí el trauma.

En ese grado de máximo opuestos narcisismo-relegación aparecerá el deseo de inmortalidad en su mayor esplendor[11], en tanto estos opuestos disminuyan, el deseo de inmortalidad disminuirán y se convertirá en tan solo un simple deseo de llamar la atención (poniendo en grado del 1 al 10, tanto el narcisismo como la relegación deben ser 10).

El deseo de inmortalidad es como su misma palabra lo dice; no querer morir o querer vivir. Pero viendo que somos mortales como seres naturales se hablará de una inmortalidad de nombre, de reconocimiento en el tiempo y en cualquier lugar, que nuestra vida hecha en un momento nunca muera y eso es posible sólo con el lenguaje. La clave de la eternidad es el lenguaje. Ejemplos, estos son los grandes poetas, filósofos, científicos, artistas que fueron influenciados vitalmente por este deseo. Estos hombres que trascendieron la existencia única no pudieron salir de aquel cerco narcisista en que ellos bailaban como unos niños y todos los aplaudían[12].


(2004)













[1] Sobre este punto lo volveremos a tratar en el capítulo IV cuando tomamos la opinión de Colligwood sobre el arte y nos da la teoría de la expresión e imaginación.
[2] Sigmund Freud. Obras completas. Buenos Aires, Ediciones Orbis, 1988, p. 2017.
[3] Para más información sobre las comparaciones que hace Freud sobre la conducta infantil y la conducta primitiva puede leerse su ensayo Tótem y Tabú en sus Obras Completas
[4] La misma revolución que se da la magia al animismo, el hombre se da cuenta de que existen los dioses, se hace dependiente.

[5] Esta forma de decir lo hacemos con el fin de hacernos entender más claramente posible, lo puesto que si describimos literalmente las formulas psicoanalíticas tal vez el trabajo se dilate en explicaciones complicadas que requiere una cierta base en el tema por parte del lector.
[6] Sigmund Freud, ob, cit., p. 2156; “Las pulsiones sexuales, en sis tempranos comienzos no se hallan aún orientadas hacía ningún objeto exterior. Cada uno de los componentes pulsionales de la sexualidad trabaja por su cuenta en busca del placer, sin preocuparse de los demás y halla su satisfacción en el cuerpo de individuo, esta es la fase del autoerotismo a la cual sucede la de lección de objeto”.
[7] Ibid. P. 2031; “ya hemos indicado que el ser amado constituye el fin y la satisfacción en la elección narcisista de objeto”.
[8] Ibid, p. 2027
[9] Ibid. P. 2023-2024. “De momento quisiera limitar a indicar que el displacer es la expresión de un instrumento de la tensión, siendo, por tanto, una cantidad del suceder material la que aquí, como en otros lados, se transforma en la cualidad psíquica del displacer. El desarrollo de displacer no dependerá, sin embargo, de la magnitud absoluta. Desde este punto, podemos ya aproximarnos a la cuestión de por qué la vida anímica se ve forzada a traspasar las fronteras del narcisismo e investigar de libido objetos exteriores. La respuesta deducida de la ruta mental que venimos siguiendo sería la que dicha necesidad surge cuando la carga libidinosa de yo sobrepasa de cierta medida. Un intenso egoísmo protege contra la enfermedad; pero, al fin y al cabo, hemos de comenzar a amar para no enfermar y enfermarnos en cuanto una frustración nos impide amar.
[10] En el capítulo IV demostraremos que los poetas tienen este modo de vida egocentrística muy marcada.
[11] En el posterior análisis (capitulo III) sobre el cuento La tercera resignación explicaremos esta denominación de deseo de inmortalidad.
[12] Ibid. P. 2027. “El punto más espinoso del sistema narcisista, la inmortalidad de yo, tan duramente negada por la realidad, conquista su afirmación refugiándose en el niño.

No hay comentarios: