A vosotros no les aconsejo el trabajo sino la lucha.
A vosotros no les aconsejo la paz, sino la victoria. ¡Vuestro trabajo debe ser
lucha y vuestra paz, victoria! Solamente armado con arco y flecha es como puede
callar y estar quieto; de lo contrario se parlotea y se protesta. ¡Vuestra paz
debe ser victoria! ¿Qué la buena causa santifica hasta la guerra? Yo les digo
que la guerra santifica todas las causas. La guerra y la valentía han hecho
cosas más grandes que el amor al prójimo. No vuestra compasión, sino vuestra
valentía han salvado ahora hasta ahora los accidentados. Preguntáis “¿Qué es
bueno?”. Ser valientes es ser buenos. Dejad que las niñas digan: “Es bueno lo
que es bonito y enternece”. (NIETZSCHE)

martes, 5 de agosto de 2008

VER Y COGER

Proyecto para una critica de la razón


Una crítica de la razón o de la conciencia cognoscitiva en general tiene como finalidad captar las facultades que tenemos para apresar los distintos objetos que se dan como correlatos de estas facultades. Las facultades son instrumentos aprehensores, que en términos generales es una especie de percepción general (o como lo llama Husserl, intuición) y otra especia de espontaneidad en general. Cuando conozco, hay en mí, primero, cierta pasividad respecto a los objetos, pero también hay, en segundo lugar, una cierta actividad respecto de los objetos percibidos. La primera podemos considerarla, en una expresión por demás genérica y simple, como “ver”. A la segunda facultad espontánea de la mente la podemos llamar “coger”. En griego estos términos básicos ya evolucionados se convirtieron en “eidos” y “logos”, de “eido”, mirar, y “legein”, recoger.
Podemos mirar de dos maneras, una mirada animal, o sea individual, y una mirada trascendental, o sea universal, total. Veo un objeto particular, pero a la vez veo algo universal. Esto se debe a que la mente tiene dos instancias aprehensivas, una que en sentido pasivo podría ser llamada “conciencia metafísica” y se refiere a la visión universal que tenemos, y la otra a la visión particular que tenemos, es decir, a la conciencia empírica. Ambas son simples visiones que necesitan ser trasmitidas, pero lo que se transmite solo es algo particular. Puedo coger una manzana, una piedra, algo individual, particular, así como también puedo coger algo con la mente en forma de concepto, por ejemplo, el concepto de casa, al cogerla puedo trasladarlo a otro. Es decir, la actitud espontánea de la mente, el lógico, solo se da de manera individual. Pero sucede que lo visto no solo es individual, sino que podemos ver cosas más allá de las particulares, podemos percibir algo absoluto. Lo absoluto se presenta como fundamento de lo relativo. A lo relativo pertenecen todos los entes, todo aquello que tiene “unidad”, pues todo objeto es individual. Lo absoluto al ser fundamento no puede ser una unidad porque ya no sería fundamento, tiene que ser infinito, no finito ni determinado, sino algo que determina a los demás seres. Podemos tener la idea del absoluto porque precisamos de esa visión absoluta, es un hecho que podemos captar la totalidad en una pura visión. Pero cuando queremos hablar, logos, de ella ya tenemos que individualizarla, darle el valor de ser, determinarla. Este es el problema con la Idea de Bien en Platón, que funciona como el fundamento de las ideas y del mundo sensible, y por ello no puede ser una idea más, y no puede hablarse de ella más que con metáfora, porque, muy en claro lo tuvo Platón, al hablar de ella, al cogerla, la estaríamos determinando. El coger no puede coger lo absoluto, porque el coger solo recoge, habla, de lo particular.
El problema en Husserl es que habla de lo absoluto, determina. Y este es en sí el problema de todo filósofo, que no puede evitar hablar de ello. Salvo Wittgenstein, todos hablan de aquello que no se puede hablar. Es muy simple darse cuenta de esto, el hablar es coger algo individual.
Ahora bien, vamos al hecho de que se quiera hablar de lo absoluto, tal vez dividirlo en partes, o, sencillamente, hacer una descripción sobre él mismo. En la historia humana aquellos que quisieron hablar de lo absoluto utilizaron dos herramientas que recogen, dos modos de lenguaje, uno el esencial, otros el imaginativo. Por un lado, si yo quería hablar de Dios como el fundamento último utilizaba ciertos conceptos o esencia, para ello debía alejarme del cuerpo para poder captar las ideas. Por otro lado, si yo quería hablar de lo divino podía decirlo o cogerlo en forma de imágenes, así aparecieron los diversos mitos. En ambos casos se trató de una forma de coger lo absoluto. Coger lo absoluto por esencias era una actividad racional. Coger lo absoluto por imágenes era una actividad mitológica. En ambos casos, en toda cultura, se ha dado esta visión de lo absoluto, pero los instrumentos para decirlo, para determinarlo, no fueron los mismos.
Es por ello que en las culturas no occidentales se puede hablar de cierta racionalidad, entendiendo esta racionalidad como una visión intuitiva de lo general.

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