CRISTIANISMO Y MODERNIDAD ES LA MISMA COSA, TU ENTRAS A ELLAS POR LA LECTURA... ¿Y QUIÉN QUIERE ENTRAR EN ESE MUNDO TAN FEO?
Por: Jaime Pereyra
Si bien la lectura me ha permitido escribir este artículo y tal vez me haya salvado de tener una vida más triste que la que tengo, sin embargo La LECTURA ahora se me ha convertido en un blanco importante QUE DESTRUIR. La metáfora de la escalera creada por Wittgenstein, si bien es utilizada para enseñar que la filosofía debe ayudar al filósofo a abandonar la filosofía, me sirve mucho para compararla con la lectura, es decir, la lectura misma me debe ayudar a abandonar la lectura, así como mi padre me debe enseñar a derrotarlo, si no no hay vida.
No me imagino leyendo toda una vida, que triste y aburrido debe ser eso. De igual modo, con la escritura, estar metido como topo en una caverna, escondido del mundo escribiendo y escribiendo solo para que me acepten y me quieran, como dicen graciosamente los literatos, la verdad me da risa… Para que me acepten en el mundo occidental, para que en Europa, en Norteamérica me respeten. ¿Pero por qué ellos? Porque ellos tienen el poder de juzgar, al tener los más grandes lectores y escritores. La lectura es un invento occidental lastimosamente. Los libros como instrumento de desarrollo, esa es la idea que tenemos que destruir.
En realidad me avergüenzo de ser un escritor y un lector. Para colmo instigo a mis discípulos a leer. Yo lo pondría en la categoría de un “mal necesario”. Este modo de vida que tenemos nos obliga a tener muchísimos “males necesarios”.
Yo creo que la lectura provoca el centralismo, es decir, la globalización. Por todos lados hay provincianos, solo los grandes países occidentales no son provincianos. Los serranos de Lima, los peruanitos de Europa.
Los inteligentes o son de números o son de letras. O te vas a estados Unidos e Inglaterra, o te vas a Francia o Alemania. Para resolver los problemas prácticos te vas a los anglosajones, para resolver los problemas trascendentales te vas para el continente. Ellos tienen los máximos exponentes en la intelectualidad.
Una mujer, un hombre de mundo, un homosexual, un moderno, un tecnológico, un literato… siempre es un intelectual, aman la lectura, las novelitas, se sienten bien en ellas. Son los refinados, los que son educados, que no gustan de la violencia. La intelectualidad que se adquiere gracias a la lectura te da un estilo suave, delicado, cruzan las piernas los intelectuales, toman su café. Las mujeres se reúnen los jueves con su té para comentar una novela. Los hombres a cambio del té prefieren el café pero igual comentan un libro. ¡Y cómo hablan! A estas personas les miro con recelo, ¡qué educados además son! ¡Qué bien te tratan! Se imponen cierto estatus divino, andan pausadamente pensando en algún libro que han leído seguro.
Conversando con una persona, que antaño vivía como hombre natural, le pregunté por qué vino a Lima, y me dijo para seguir estudiando… Todos vienen al centro para estudiar, pero el centro los manda a trabajar siempre, solo unos pocos que leen más y escriben bonito son aceptados… ¡Amo la lectura! ¡Amo la vida moderna! Dicen. Me disculparán los intelectuales, que saben mucho, que sea antimoderno, con esto he botado la escalera y firmo mi aversión a la lectura. ¡A un guerrero como Atahualpa no le vengas a dar un libro!
Las letras: la gramática, la ética, la poética, la lógica. Señores, ahí tienen la esencia de lo intelectual. En el Medioevo ellos eran los letrados, los lógicos (matemáticos), los poetas, los filólogos y lingüistas, la ética… no es más que filosofía, instrumentos que te ayudan a reconocer a Dios.
El fin de la lectura es reconocer a Dios, con esto no me vayan a tildar de cristiano, en realidad me refiero a otra cosa. Recuerden que Dios es la Verdad, el Bien, la Belleza.
Prefiero, en verdad, jugar un partido de fútbol, tirarme a alguien, emborracharme, conquistar una ciudad, pelearme a muerte… vender… dormir… antes que leer.
Por: Jaime Pereyra
Si bien la lectura me ha permitido escribir este artículo y tal vez me haya salvado de tener una vida más triste que la que tengo, sin embargo La LECTURA ahora se me ha convertido en un blanco importante QUE DESTRUIR. La metáfora de la escalera creada por Wittgenstein, si bien es utilizada para enseñar que la filosofía debe ayudar al filósofo a abandonar la filosofía, me sirve mucho para compararla con la lectura, es decir, la lectura misma me debe ayudar a abandonar la lectura, así como mi padre me debe enseñar a derrotarlo, si no no hay vida.
No me imagino leyendo toda una vida, que triste y aburrido debe ser eso. De igual modo, con la escritura, estar metido como topo en una caverna, escondido del mundo escribiendo y escribiendo solo para que me acepten y me quieran, como dicen graciosamente los literatos, la verdad me da risa… Para que me acepten en el mundo occidental, para que en Europa, en Norteamérica me respeten. ¿Pero por qué ellos? Porque ellos tienen el poder de juzgar, al tener los más grandes lectores y escritores. La lectura es un invento occidental lastimosamente. Los libros como instrumento de desarrollo, esa es la idea que tenemos que destruir.
En realidad me avergüenzo de ser un escritor y un lector. Para colmo instigo a mis discípulos a leer. Yo lo pondría en la categoría de un “mal necesario”. Este modo de vida que tenemos nos obliga a tener muchísimos “males necesarios”.
Yo creo que la lectura provoca el centralismo, es decir, la globalización. Por todos lados hay provincianos, solo los grandes países occidentales no son provincianos. Los serranos de Lima, los peruanitos de Europa.
Los inteligentes o son de números o son de letras. O te vas a estados Unidos e Inglaterra, o te vas a Francia o Alemania. Para resolver los problemas prácticos te vas a los anglosajones, para resolver los problemas trascendentales te vas para el continente. Ellos tienen los máximos exponentes en la intelectualidad.
Una mujer, un hombre de mundo, un homosexual, un moderno, un tecnológico, un literato… siempre es un intelectual, aman la lectura, las novelitas, se sienten bien en ellas. Son los refinados, los que son educados, que no gustan de la violencia. La intelectualidad que se adquiere gracias a la lectura te da un estilo suave, delicado, cruzan las piernas los intelectuales, toman su café. Las mujeres se reúnen los jueves con su té para comentar una novela. Los hombres a cambio del té prefieren el café pero igual comentan un libro. ¡Y cómo hablan! A estas personas les miro con recelo, ¡qué educados además son! ¡Qué bien te tratan! Se imponen cierto estatus divino, andan pausadamente pensando en algún libro que han leído seguro.
Conversando con una persona, que antaño vivía como hombre natural, le pregunté por qué vino a Lima, y me dijo para seguir estudiando… Todos vienen al centro para estudiar, pero el centro los manda a trabajar siempre, solo unos pocos que leen más y escriben bonito son aceptados… ¡Amo la lectura! ¡Amo la vida moderna! Dicen. Me disculparán los intelectuales, que saben mucho, que sea antimoderno, con esto he botado la escalera y firmo mi aversión a la lectura. ¡A un guerrero como Atahualpa no le vengas a dar un libro!
Las letras: la gramática, la ética, la poética, la lógica. Señores, ahí tienen la esencia de lo intelectual. En el Medioevo ellos eran los letrados, los lógicos (matemáticos), los poetas, los filólogos y lingüistas, la ética… no es más que filosofía, instrumentos que te ayudan a reconocer a Dios.
El fin de la lectura es reconocer a Dios, con esto no me vayan a tildar de cristiano, en realidad me refiero a otra cosa. Recuerden que Dios es la Verdad, el Bien, la Belleza.
Prefiero, en verdad, jugar un partido de fútbol, tirarme a alguien, emborracharme, conquistar una ciudad, pelearme a muerte… vender… dormir… antes que leer.
La lectura te abre la puerta a la modernidad… Un metafísico de verdad sabrá cuántas fallas tiene esta cosmovisión.
Señores, la lectura fue mi madre y qué tristeza me da ofenderla, antaño fui también intelectual, pero ya no sé qué más me puede dar la lectura… Prefiero denominarme como Nietzsche: Filósofo Guerrero.
Señores, la lectura fue mi madre y qué tristeza me da ofenderla, antaño fui también intelectual, pero ya no sé qué más me puede dar la lectura… Prefiero denominarme como Nietzsche: Filósofo Guerrero.
2 comentarios:
no se preocupe Pereyra, no se desvele, revise las estadísticas y los informes sobre el nivel de lectoría en el Perú (cuantitativo y cualitativo). Aquí nadie lee, a nadie le importa escribir.Todos nosotros, muy pronto, nos hundiremos en el analfabetismo funcional. Cuando eso suceda, usted en su calidad de filósofo guerrero podrá poblar el mundo de discursos performativos.
la lectura es un mal necesario y en algun momento de mi vida tambien me gusta ofender a mi "madre".respecto a tu articulo mi amigo pacho, la lectura jodio al verdadero Peru. Pepe Moreno
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