La palabra “político” o “política” son sonidos griegos. Esas palabras, casi como nos suenan ahora, se decían hace más de 2500 años en Grecia. Nosotros las seguimos utilizando; es por ello que, como toda palabra, ha ido variando su significado.
En estos tiempos, esta palabra está desprestigiada y ya no suena bonito a los oídos de quienes las escuchan como sí lo era antes, entre griegos y romanos. Una de las diferencias que hay entre lo que vivimos ahora y lo de antes era que antes los pueblos no tenían muchas personas, había más oportunidades. En nuestros tiempos, en cambio, la población mundial es exagerada.
Político viene de “polis”, que en griego significa “ciudad”, “estado”, “conjunto de comunidades”. La Política era una ciencia o técnica humana, no matemática, que estudiaba los problemas de la ciudad y los resolvía. Así como la ética era un pensamiento sobre nuestra vida individual, así la política era un pensamiento sobre nuestra vida social. ¿Cómo mejorar la sociedad?, ¿cómo resolver los problemas de mi comunidad?
Si nosotros entendiéramos que esto significa ser político, entonces no andaríamos renegando de los políticos de ahora. Pero el cambio de significado se debe precisamente al factor “multitud”. En el “ágora” griega o reunión de vecinos, las personas que tenían tiempo se acercaban a la plaza y daban su opinión o discutían los problemas de la ciudad, de tal modo que por votación a mano alzada se tomaba una decisión en nombre de la ciudad. Pero, poco a poco, el mundo, especialmente las urbes, se fueron poblando más. Ya no era posible una reunión entre vecinos, por el cual cada uno tenía derecho a hablar y a votar por cierta determinación. Era necesario un intermediario, un representante. La democracia representativa aparece cuando se hace imposible que todos puedan opinar.
Fue así que por comunidades pequeñas eligieran a un representante para que éste hablara por ellos. El “político representante“ supuestamente debe trasmitir las decisiones que se tomen en los foros de su comunidad a instancias mayores. Y este político era llevado en hombros, era buscado por el pueblo para que los represente.
Los tiempos han cambiado. El político representante ahora busca ser elegido primero, para después dar sus ideas. Para que pueda resolver los problemas de la ciudad, debe antes ser elegido para esa función. Por lo cual, el término “política” se amplió. Además de ser “un pensamiento para resolver problemas sociales”, es “una estrategia para buscar ser elegido representante”.
En los tiempos actuales, la segunda significación ha cobrado mayor fuerza y prácticamente nos hemos olvidado de su significación primigenia. Ahora “político” significa solo una “persona que quiere ser elegido representante”.
Pero si queremos recoger ambas significaciones, el político debería ser una persona que tenga una buena estrategia para que lo elijan representante y a la vez tener la capacidad de resolver los problemas de la comunidad. Y ésta no es una tarea deleznable, más bien virtuosa.